El diciembre de 2007, la unión entre el entonces Ministerio de Educación y Ciencia, la Junta de Castilla y León y la Universidad de Salamanca permitió la puesta en marcha del Centro de Láseres Pulsados Ultracortos y Ultraintensos (CLPU), una de las infraestructuras científico-técnicas singulares del Estado que situaba a Salamanca en el centro de la invetigación sobre el láser en España y como uno de los puntos científicos de referencia nacional. Ocho años y un mes más tarde, el CLPU se convierte en el lugar más importante de Europa en este tipo de construcciones tecnológicas gracias a la finalización del láser de un petavatio, el más potente del continente.
Que el Parque Científico de la Universidad de Salamanca cuente con esta infraestructura se debe, principalmente, a un nombre: Luis Roso, director del CLPU y catedrático de Óptica de la máxima institución académica salmantina, quien hace treinta años se encontraba de estancia en Estados Unidos cuando este tipo de construcciones comenzaban a ponerse en marcha por primera vez a nivel mundial.