FECYT > Ayudas para el fomento de la cultura científica, tecnológica y de la innovación
01/01/2018
31/03/2019
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La Sala Negra es la apuesta del CLPU para ofrecer medios con los que crear vocaciones científicas a un sector habitualmente no tenido en cuenta en este campo. Por ello, el target fundamental, pero no exclusivo, son los alumnos de Enseñanza Media con discapacidad visual. La acción incluye un viaje modular que comienza entendiendo la luz como una onda y concluye descubriendo cómo se utiliza la luz para la comunicación.
El mayor problema de las personas con deficiencias visuales es que les rodea un mundo moldeado por y para seres humanos capaces de ver e incapaces de imaginarse caminando entre las borrosas sombras de un mundo sin rostro. Aunque llegados al siglo XXI parece que las administraciones se sensibilizan e impulsan proyectos de innovación dirigidos a esta población, la ceguera y la discapacidad visual siguen marcando una diferencia que muchas veces se convierte, sin quererlo, en una vida de desigualdad.
Más aún, cuando hablamos de ciencias como la Química, la Física o la Biología, donde la observación ha supuesto gran parte de su progreso. Con el ánimo y la decisión de disminuir, por poco sea, la distancia en que se han colocado ambos mundos, el Centro de Láseres Pulsados, con la ayuda de la Fundación Española para Ciencia y la Tecnología (FECYT) ha diseñado la Sala Negra, un laboratorio donde la luz se define desde la oscuridad. Se trata de un taller de experimentación trasversal que está orientado a niños con deficiencias visuales.
Ellos acudirán junto a sus compañeros de clase quienes deberán vivir la experiencia de conocer la luz entre las sombras gracias al uso de antifaces. La luz como una onda, el espectro electromagnético y los colores son algunos de los conceptos básicos a los que se enfrentarán los niños en este viaje singular. Nos basamos en metodologías de aprendizaje horizontales e inclusivas en las que los propios alumnos protagonizarán el proceso de aprendizaje mediante instrumentos activos de participación gracias principalmente al tacto, al oído e incluso al olfato. Con ello, lograremos difundir conceptos científicos fundamentales y a través de este aprendizaje significativo alcanzaremos el objetivo de plantar la semilla de la curiosidad científica en niños de primaria, tengan o no una discapacidad visual. El Ayuntamiento de Salamanca, la Universidad de Salamanca y la ONCE han contribuido a que este proyecto, incluido en entre los actos conmemorativos del Octavo Centenario de la entidad académica, se hiciera realidad. Nuestro más profundo agradecimiento.