«Su mundo era oscuro como una noche nublada. Sus habitantes se confundían con los edificios, los edificios con la naturaleza y la naturaleza con los habitantes… En ese caos de negrura, los ciudadanos se concentraban en pequeñas barriadas, lo justo para conocer cada rincón y cada sonido. Era un mundo en el que se veía con las manos y en el que saber escuchar no solo era cuestión de educación sino de supervivencia. Un mundo en el que los niños eran un mar de chichones porque, gracias al instinto de querer jugar, no hacían más que correr —¡qué locura! — sin saber a dónde. A los seis o siete años aprendían el ritmo apropiado para este mundo y, además, comprendían que resultaba más seguro hacerlo en terreno conocido. Pero nuestro protagonista, aunque aprendió la necesidad de andar y no de correr, nunca pudo comprender que los habitantes de su mundo se conformasen con vivir siempre en el mismo espacio». Leer cuento completo>>

Actividad realizada en colegios de Salamanca, en la que a través de un cuento infantil, se explican conceptos básicos relacionados con la luz. Con el uso de lentes y prismas y siempre de un modo lúdico se acerca el mundo de la física a los más pequeños. Usando espejos y lentes se transmiten conceptos como la difracción o la reflexión.